"SÍ, me quiero y me comprometo a cuidarme, quererme y serme fiel todos los días de mi vida”. Bajo esta fórmula que no aparece en el Código Civil, doce mujeres se casaron consigo mismas en una ceremonia celebrada en la sala Bilborock de la capital vizcaina bajo la presidencia de la concejal
“En virtud de mis poderes os declaro en matrimonio con vosotras mismas”, les dijo la edil bilbaina. De esta forma finalizaba una ceremonia que contó con más de cien invitados. Después llegaron las celebraciones. Cada una lo hizo a su manera. Unas se fueron a casa y otras de cena con amigas y familiares. “Que el amor fluya”, dijo una de las asistentes a la boda, “porque la noche de bodas es especial”.
La boda se inició con un paseo de las novias, vestidas de blanco la mayoría, por las calles de Bilbao La Vieja repartiendo naranjas. “Pero naranjas enteras, no medias naranjas”, recalcaban. ¿Y por qué? les preguntábamos. “Porque no queremos ser la costilla de alguien, no necesitamos un príncipe azul, ni una media naranja”, contestaban. Tras el desfile, entraron en la que en su día fue la iglesia de La Merced, hoy en día sacralizada y reconvertida en cuna del rock.
Las doce mujeres que se casaron consigo mismas se comprometieron a “quererse y cuidarse” y renunciaron a “cargar con mochilas ajenas”. La fiesta finalizó con un aurresku de honor interpretado por Miren de Miguel y con un ¡vivan las novias!
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