CANADA.- Médicos del Colegio de Médicos de Quebec (CMQ) propusieron que la eutanasia podría considerarse “tratamiento apropiado” para recién nacidos con deformaciones y síndromes médicos severos en Canadá. La recomendación fue reafirmada recientemente durante el debate sobre la expansión del programa de suicidio asistido y eutanasia en el país.
El CMQ argumentó ante el Comité de Asistencia Médica para Morir que poner fin deliberadamente a la vida de un bebé en estos casos puede entenderse como una forma de “cuidado” médico. Esta postura desató críticas, como la de Wesley J. Smith (Discovery Institute), quien advirtió que el país avanza peligrosamente hacia la legalización del infanticidio.
La propuesta se enmarca en la continua flexibilización legal: en 2021 se eliminó la condición de que la muerte natural fuese “razonablemente previsible” y a partir de 2027 será legal la eutanasia por motivos de salud mental.
Un comité parlamentario recomendó en 2023 facilitar la eutanasia en ciertas circunstancias para menores y prisioneros, lo que ha despertado inquietud internacional. Si se aprueba el texto del CMQ, Canadá será el segundo país después de Holanda en permitir la eutanasia de bebés con discapacidad.
En Holanda, los padres pueden consentir la eutanasia para hijos menores de un año bajo sufrimiento extremo, una práctica que The Atlantic comparó con políticas eugenésicas históricas.
El profesor Trudo Lemmens (Universidad de Toronto) expresó su preocupación por la normalización gradual del procedimiento, advirtiendo sobre el “riesgo de que muchos médicos lo vean como rutina”. En 2023, la eutanasia y el suicidio asistido representaron 4,7% de las muertes en Canadá, con más de 15,000 personas afectadas.
Catherine Robinson, portavoz de Right To Life UK, denunció la propuesta como “discriminación eugénica”, subrayando el derecho a cuidados y apoyo para los bebés y sus familias, no a la eliminación de los más vulnerables.
Este debate provoca una profunda reflexión sobre la defensa de la vida, el valor intrínseco de todo ser humano hecho a imagen de Dios y el deber de cuidar, apoyar y acompañar familias y personas en situaciones límite.
La promoción de la eutanasia como solución a la discapacidad gravísima plantea desafíos éticos y espirituales: el Evangelio llama a la compasión, la dignidad y la esperanza, recordando que Dios es el autor y sustentador de la vida.
Es nuestro deber proteger la vida, aportar apoyo real y promover una cultura de solidaridad, rechazando toda práctica que normalice la eliminación de los más vulnerables.