Por:Rvdo Carlos Linares

Los Testigos de Jehova argumentan que comer o trasfusion de la sangre era lo mismo y dan como ejemplo los efectos embriagantes del alcohol son iguales si se consume como si lo recibes por medio de una transfusion, y estan totalmente equivocados.Con frecuencia nos enteramos, por medio de las noticias, de ciertos casos en que las cortes civiles ordenan que un niño en peligro de muerte reciba una transfusión de sangre aun contra la voluntad de sus padres. También ha habido casos de adultos que han sido forzados a recibir una transfusión de sangre contra su voluntad. Estas extrañas situaciones ocurren debido a las enseñanzas de ciertos grupos religiosos que creen que las transfusiones de sangre están en contra de la ley de Dios. El grupo más conocido de estos es el de los "Testigos de Jehová", el cual enseña que la transfusión de sangre y comer sangre es una y la misma cosa, y que la práctica de hacer una transfusión de sangre es la apropiación de la vida. Ellos están dispuestos a arriesgar la vida antes que violar lo que consideran ser una violación de un mandato de Dios. Los "Testigos de Jehová" y otros grupos religiosos enseñan una doctrina equivocada en cuanto a esta enseñanza bíblica, al afirmar que la transfusión de sangre es una violación del mandato de abstenerse de comer sangre. Hechos 17.26 declara: "Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres". La ciencia ha comprobado que aunque hay diferentes tipos, la sangre no difiere en cuanto a sexo o raza. Se puede hacer transfusiones no importa el color o sexo de cualquier persona de la tierra, siempre y cuando sea el mismo tipo. Sin embargo no se puede hacer transfusión de sangre de un animal a un hombre.Todo alimento que es consumido es transformado en sustancias nutritivas que son necesarias para la energía y el desarrollo celular. La sangre también es consumida cuando ésta se transforma en sustancia alimenticia. La sangre que se pasa en una transfusión a las venas de un ser humano no se consume o se transforma. Esta continúa viva, completa al pasar a las venas de otra persona, y no pasa el proceso de transformación como la sangre que se utiliza como comida. La transfusión no es ni científicamente ni bíblicamente un proceso de comer sangre. Un niño que no ha nacido aún es alimentado por un medio intravenoso o sea a través del cordón umbilical, por el cual le llega al feto la sangre de la madre. La transfusión de la sangre materna lleva sustancias nutritivas y oxigeno que son necesarias para alimentar y sustentar la vida del bebé durante su estado prenatal. Entonces: ¿Está el niño comiendo la sangre de la madre? ¡Por supuesto que no! De otra manera, esto pondría a Dios en contradicción con sus propias leyes. Dios estaría violando su ley por medio de un proceso natural preestablecido. Más bien la transfusión de sangre que recibe el niño durante su existencia prenatal es un don de la vida. En la misma manera, la transfusión de sangre para uno que está en peligro de muerte por la pérdida de su propia sangre, recibe el don de la vida por medio de un acto de misericordia del donador. Este no debe confundirse con comer sangre. Aquellos que están dispuestos a sacrificar sus propias vidas antes bien que violar un mandamiento de Dios en cuanto a comer sangre son individuos que han de ser encomiados. Sin embargo si ellos erróneamente relacionan la transfusión de sangre con comer sangre, entonces deben examinar de nuevo su posición porque ésta no tiene base bíblica. Aquellos que utilizan sangre en cualquier forma de comida, ya sea por ignorancia del mandato de Dios o por indiferencia, es necesario que también hagan un nuevo examen de su posición y también estudien de nuevo este asunto -que desistan de esta práctica y que manifiesten un respeto evidente por la vida como Dios lo quiere.
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