Por: Rvdo Carlos Linares

Alguna vez se ha preguntado porque debo congregarme en una Iglesia? Hoy día es frecuente escuchar a las personas decir que no se congregan porque ir a una denominación en particular los hace cristianos. Otros prefieren encender la televisión cristiana y la apagan cuando llega la hora de tomar las ofrendas. Un tercer grupo lo integran quienes dicen: “El evangelio es muy bueno, pero no quiero ir a una iglesia”. Un cuarto segmento de quienes eluden comprometerse, lo conforman aquellos que ponen de parapeto temas específicos como los diezmos, las ofrendas o la necesidad de experimentar un cambio personal, para decir: “Otro día los acompaño a las reuniones”. Pero, ¿qué importancia tiene el congregarse?. A la luz de las Escrituras analizaremos este tema que reviste particular importancia en el proceso de crecimiento espiritual toda persona. Reunirse fue una pauta del Señor Jesús para sus seguidores
Días antes de ascender a los cielos, el Señor Jesús dejó en sus seguidores instrucciones específicas que conocemos como la Gran Comisión. “Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”(Mateo 28:19, 20. Nueva Versión Internacional).Como podrá apreciar, el hecho de discipular a alguien implica necesariamente que nos reunamos con esa persona. Es el primer indicio bíblico que encontramos en el Nuevo Testamento sobre la importancia de congregarse.
La unidad caracterizó a los primeros creyentes
Inmediatamente se produjo la ascensión del Señor Jesucristo, la característica que identificó a sus seguidores fue permanecer en unidad. “Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, situado aproximadamente a un kilómetro de la ciudad. Cuando llegaron, subieron al lugar donde se alojaban... Todos en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María” (Hechos 1:12-14. Nueva Versión Internacional). En la concepción más elemental, encontramos aquí un modelo de congregación. Se reunían para compartir la fe, estudiar las Escrituras y orar. Todos en torno a un principio fundamental: seguir a Jesucristo. No se congregaban para tener disputas teológicas o dirimir cuál era más importante en el grupo. En absoluto. Buscaban caminar conforme las enseñanzas del Maestro.

Los creyentes permanecían juntos

Reunirse permite edificarse mutuamente, estimularse en el caminar con Cristo, expresar los principios prácticos de la vida cristiana, pero además, impactar a otras personas. Así lo hacían los primeros cristianos. “Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan con generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos”(Hechos 2:44, 46, 47. Nueva Versión Internacional). Quienes estar en derredor nuestro, reciben más del Evangelio con los hechos que con las palabras. Ahora, cuando en la congregación observan el clima de unidad e integración, descubrirán una imagen distinta de Cristo, y no la religiosidad que aprendieron de las tradiciones...Las reuniones de los cristianos del primer siglo, se cumplían incluso en sus hogares, tal como lo apreciamos en las Escrituras: “Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías” (Hechos 5:42).

No está bien dejar de congregarse

El autor de la carta a los Hebreos expresó la preocupación que le despertaba la decisión de algunos creyentes de no reunirse: “Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquél día se acerca”(Hebreos 10:23-25. Nueva Versión Internacional). A esta recomendación se suma la pauta que impartió el apóstol Pablo a los creyentes de Corinto “Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito”(1 Corintios 1:10. Nueva Versión Internacional). Congregarse, como habrá podido apreciar en este breve análisis Escritural, nos ayuda a crecer en la fe, a compartir experiencias de nuestro andar con Cristo, a impulsar la unidad y a trabajar hacia metas comunes en la extensión del Reino de Dios.Quizá usted lleva un tiempo sin congregarse. Le animamos a reconsiderar su decisión. Analice hasta qué punto puede haber experimentado un menguar en su vida espiritual. Es probable también que desee reunirse de nuevo. Le animamos a hacerlo. ¡Sin duda cada día avanzará más en su condición de fiel seguidor del Señor Jesús!
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2 comments:

  1. me parecio muy importante,no tanto para mi sino para mi esposo que aun no quiere aceptar y me parece muy importante que se encuentren mensajes como este muchas gracias y que Dios los bendiga.
    kelly

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  2. Amen hna...gracias por sus palabras.Bendiciones

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