En un comunicado oficial, el Arzobispo Joseph Kurtz, llamó a la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos como: "profundamente inmoral e injusta". A continuación lo expresado por el Arzobispo
Independientemente de lo que una estrecha mayoría de la Corte Suprema pueda declarar en este momento de la historia, la naturaleza de la persona humana y el matrimonio permanece inalterado e inalterable.
Al igual que en el caso Roe v. Wade, no resolvió la cuestión del aborto hace más de 40 años, Obergefell v. Hodges no resuelve hoy la cuestión del matrimonio. Tampoco la decisión se basó en la verdad, y como resultado, ambos eventualmente han fallado. Hoy en día, el tribunal se ha equivocado de nuevo. Es profundamente inmoral e injusto que el gobierno declare que dos personas del mismo sexo puedan constituir un matrimonio
El Matrimonio es entre varón y mujer
El significado único del matrimonio, como la unión entre un hombre y una mujer, está inscrito en nuestros cuerpos como masculino y femenino. Proteger este significado es una dimensión crítica de la "ecología integral" que el Papa Francisco nos ha llamado a promover. Redefinir obligatoriamente el matrimonio en todo un País es un error fatal que perjudica el bien común y a los más vulnerables entre nosotros, especialmente a los niños. La ley tiene el deber de apoyar el derecho fundamental de todos los niños, y que sea elevado, cuando sea posible, por su madre y padre casados en un hogar estable.
Jesucristo, con gran amor, enseñó sin ambigüedad, que desde el comienzo, el Matrimonio es la unión para toda la vida de un hombre y una mujer. Como obispos católicos, seguimos a Nuestro Señor y continuaremos enseñando y actuando de acuerdo a esta verdad.
Un llamado a la esperanza
Animo a los católicos a seguir adelante con fe, esperanza y amor: la fe en la verdad inmutable sobre el matrimonio, enraizada en la permanencia de la persona humana y confirmada por la revelación divina; espero que estas verdades, una vez más prevalezcan en nuestra sociedad, no sólo por su lógica, sino por su gran belleza y manifiesto de servicio para el bien común; y amor para todos nuestros vecinos, incluso a todos aquellos que nos odian o que nos castigan por nuestra fe y convicciones morales.
Por último, hago un llamado a todas las personas de buena voluntad a unirse a nosotros en proclamar la bondad, la verdad y la belleza del matrimonio como ha sido correctamente entendido durante milenios, y les pido a todos los que ocupan posiciones de poder y autoridad a respetar la libertad dada por Dios, a buscar la verdad, vivir por la verdad y dar testimonio de la verdad.
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