Pero como Cupido puede lanzar las flechas cuando le plazca, Dominique se ha vuelto a enamorar perdidamente y no de alguien de su misma especie. Ahora el que ha conquistado el corazón de esta holandesa de 41 años es su perro Travis, con el que plantea casarse en un futuro y vivir en armonía hasta que la muerte los separe.
Además, Lesbirel es una especie de sacerdotisa que oficia bodas de otras personas con sus mascotas y también celebra matrimonios entre animales. “Soy muy feliz casando a dos perritos o a gente que siente amor verdadero por su gato. Eso sí, solo uno animales domésticos, nada de tigres o leones como sucede en otras partes del mundo. Nunca sabes cómo van a reaccionar“, dijo en una entrevista. Lo mismo el felino suelta un zarpazo en pleno banquete y se lía parda. Lesbirel, con su querido Doerack.
Por otro lado, esta curiosa práctica le ha granjeado muchos detractores en las redes sociales, que incluso ha llegado a ser amenazada de muerte. ¡¡¡Cuánto loco suelto!!!
“Siempre he condenado los actos de crueldad con los animales. Me han acusado de promover la violencia con las mascotas, incluso de bestialismo, y no es verdad. Lo único que hago es crear un vínculo más fuerte entre dos seres que se quieren. Por eso tengo la intención de casarme con Travis, porque su amor es tan incondicional que sé que no me va a fallar nunca“, concluyó.
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