LIMA.- Abogado, catedrático de Derecho Municipal y cuatro veces regidor por Lima, Ángel Delgado le sale al frente a la caterva de seudoanalistas políticos que diariamente insultan a quienes en ejercicio legítimo de sus derechos constitucionales plantean la revocatoria de la alcaldesa de Lima.

Correo: ¿La campaña a favor de la revocatoria de Susana Villarán es una sucia escaramuza promovida por los necios que nunca faltan?
Ángel Delgado: Para nada. Estoy profundamente sorprendido que personas, con amplio prestigio académico e intelectual, que por defender a una gestión municipal fallida, ataquen una institución reconocida en la Constitución. En lugar de hacer una defensa de Villarán resaltando sus "éxitos" atacan a la institucionalidad y a quienes hacen ejercicio legítimo de ella.


C: Es que para ellos la revocatoria es la estrategia de los perdedores...

AD: Esa es una falacia que no resiste el menor análisis. ¿Acaso el PPC o Lourdes Flores la promueven? ¿Acaso Castañeda o Kouri, a quienes acusan de promoverla, fueron derrotados por Villarán? Las revocatorias se llevan a cabo desde hace más de quince años y si al comienzo alguien pudo pensar que sería un factor de inestabilidad, los hechos demuestran lo contrario. En ningún caso llega a convocarse a una revocatoria en más del 10% de municipios y sólo son revocados menos del 4% de alcaldes. Tanto Andrade como Castañeda fueron blancos de intentos de revocatoria pero nunca se alcanzaron las firmas. Tienes que ser un desastre para que te revoquen. La revocatoria está diseñada legalmente para proteger a la autoridad investida pues sus requisitos son muy difíciles de cumplir. Es un mecanismo excepcional. Tampoco es cierto que el alcalde termine avasallado por los perdedores, por el contrario, termina convirtiéndose en la parte fuerte de la relación. Tiene todos los medios económicos para liderar una campaña legitimadora. Puede influir en los medios como hoy día lo vienen haciendo a cambio de cierto avisaje.

C: Hay quienes plantean que la revocatoria sólo debería restringirse a casos extremos. Que alguien como Villarán, que no ha cometido ilícitos penales, no debería poder ser revocada.

AD: Esos planteamientos parten de confundir un proceso de control judicial o administrativo, como sería por ejemplo un pedido de vacancia, donde hay que probar hechos objetivos para determinar si se ha configurado el supuesto previsto en la norma, con un proceso de control político como la revocatoria. Aquí es un tema de confianza. Las razones que llevan a la gente a votar por un candidato: que le cae simpático, porque tiene un buen programa, porque es una tía regia, etc., son las mismas razones que pueden llevar a revocarlo. El control político no es arbitrario. Imaginemos que un grupo quisiera revocar a una alcaldesa porque no le gusta que use una chalina. ¿Es válida esa razón para revocar? Contra lo que diría el sentido común sí lo es. Pero el electorado, el pueblo, contra lo que creen ciertas élites que se dicen de izquierda, no es tan manipulable. El pueblo juzga y si le ponen una razón estrafalaria, que no está arraigada en su sentimiento ,no van a firmar el planillón. La revocatoria sólo funciona cuando la gente percibe un comportamiento repudiable.

C: Otros críticos sostienen que la revocatoria atenta contra democracias poco institucionalizadas como sería el caso del Perú.

AD: La revocatoria es un procedimiento institucionalizado, no una algarada. Quienes se oponen a ella defienden el modelo de democracia representativa, pero ambos modelos son compatibles. Los presupuestos participativos o el referéndum son ejemplos de ello. La revocatoria es una forma razonable de resolver las diferencias entre el pueblo y la autoridad. El otro camino es el de Ilave, que nadie debería fomentar. Yo siento que en el caso del intento de revocatoria contra Villarán, los grupos que la promueven vienen del campo popular, frustrados por las promesas incumplidas de la alcaldesa. Por ejemplo los pobladores de las márgenes del río Rímac que confiaron en que no se ejecutaría el proyecto de la Línea Amarilla y ahora ven que, aunque le hayan cambiado de nombre, igual va. O el caso de los 20,000 pobladores que iban a recibir títulos de propiedad, gracias a trámites iniciados durante el mandato de Castañeda, y que Villarán se negó a firmar y mandó todo a fojas cero porque sospechaba de alguna corrupción.

C: ¿Por qué cree que hay un sentimiento tan alto a favor de la revocatoria en el caso de Villarán?

AD: Sin duda es algo insólito pero que a la vez demuestra que la teoría de la conspiración no tiene fundamento. Siempre habrá grupos que activan pero las causas del clima de rechazo generalizado hay que buscarlas puertas adentro de la Municipalidad. Yo conozco de cerca el caso de los concesionarios de los Parques Zonales, gente que viene ocupando y capitalizando sus puestos desde las épocas de Alfonso Barrantes y nunca se había dado una orden de que todos desocuparan a fin de año porque la actual administración cree que son favorecidos por Castañeda. Este conflicto, que en honor a la verdad no tiene nada de complejo, no ha hecho sino escalar con el paso de los meses y revela cuán profundamente incapaces e ineficientes son los integrantes de la gestión Villarán.

C: ¿Hay algo de odio contra la gestión Castañeda?

AD: Ellos dicen que son seguidores de Barrantes. Yo que fui regidor de Izquierda Unida de 1981 a 1989 puedo decir que eso es falso. "Frejolito" se caracterizó por su generosidad. Jamás persiguió a su antecesor y les abrió las puertas a regidores de la oposición. Ese estilo sectario y esa animosidad más que una característica de la izquierda es un reflejo de su profundo desconocimiento de la gestión pública y de una soberbia mayúscula. Cuando Susana dijo "con la revocatoria no pierdo yo sino Lima" me hizo recordar a Nerón, cuando antes de ser ajusticiado dijo "que gran artista pierde el mundo". Ni en conversaciones privadas les he escuchado una autocrítica. Se creen la última chupada del mango. Aplican sus modelos universitarios y si no les funciona resulta que es la realidad la que se equivoca. Creen que están por el buen camino y que el desprestigio es culpa de la derecha, el fujimontesinismo, Castañeda u otros fantasmas. Enfrentarse a un exalcalde con tan alto grado de recordación es una necedad política y enfrentarse contra el sentido común de la gente. Cuando afirman que han hecho más que Castañeda, le están diciendo al pueblo limeño que son unos brutos.

(Entrevista de Mario Camoirano)
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