LIMA.- El Cardenal Juan Cipriani se refirió al problema de las criaturas que han sido concebidas producto de una violación y a los niños no deseados.
“A un problema de una violación no le podemos añadir el asesinato. El mundo que hoy se atreve a tantas cosas, pero tiene que ser humilde. También la ciencia va en ayuda de esas situaciones. Hay mucha plata para abortar pero no tanta plata para hacer lugares de acogida”, afirmó.
Por tal motivo, el arzobispo de Lima señaló que es necesario implementar una responsabilidad en la dimensión humana, promoviendo que el amor y el respeto por el hombre y la mujer para que recuperen su lugar.
“En todos los niveles de la educación debe primar no una enseñanza de cómo privar una vida ni de cómo se hace, sino de qué es la persona humana, de cuál es el respeto y la dignidad que merecen la mujer y el hombre”, reflexionó.
Finalmente, el cardenal animó a combatir ese pensamiento único que se quiere instalar en nuestra sociedad y busca defender permanentemente un planteamiento ajeno a lo que Dios pide a las personas que son su creación.
“Tenemos que poner un esfuerzo grande, sin atacar, sin violentar. Vale la pena mostrarnos con esa apertura y no con intolerancia, concluyó.
LA MARCHA POR LA VIDA TAMBIEN ES EN DEFENSA DE LA FAMILIA TRADICIONAL
El primado de la Iglesia Católica peruana señaló que en esta marcha también se respalda a la familia, porque toda vida humana surge de un matrimonio entre un hombre y una mujer.
“Cuando empezamos a hacer estas pruebas de laboratorio de todo tipo estamos destrozando algo muy grande: la familia. La vida no es una producción biológica de laboratorio. Quítale a la vida la dimensión del amor, del dolor y la alegría, y conviertes a la persona en un robot”, dijo.
“Se está perdiendo la parte más humana de la humanidad: el amor, el perdón, el diálogo, la comprensión. Lo que queremos al defender la vida y promover la familia y el matrimonio entre un hombre y una mujer, y promover esa ley natural, que es promover la realidad. Hay una realidad, no es una discusión si uno es libre o no. Esta realidad es lo que da el sabor de ser humanos”, prosiguió.
En otro momento, el cardenal afirmó que la ciencia ha avanzado mucho y puede determinar en qué momento el embrión tiene ya todos los componentes que van a generar la vida y que en algunos casos esto no es viable.
“Sabemos que hay vidas que simplemente no son viables; no es aborto, es simplemente que dentro de la naturaleza humana se ha generado esa muerte, no se ha abortado. Es triste que detrás de estas teorías haya una gran campaña económica, un gran colonialismo, que quiere llevarnos a pensar de una manera equivocada”, señaló.
“A un problema de una violación no le podemos añadir el asesinato. El mundo que hoy se atreve a tantas cosas, pero tiene que ser humilde. También la ciencia va en ayuda de esas situaciones. Hay mucha plata para abortar pero no tanta plata para hacer lugares de acogida”, afirmó.
Por tal motivo, el arzobispo de Lima señaló que es necesario implementar una responsabilidad en la dimensión humana, promoviendo que el amor y el respeto por el hombre y la mujer para que recuperen su lugar.
“En todos los niveles de la educación debe primar no una enseñanza de cómo privar una vida ni de cómo se hace, sino de qué es la persona humana, de cuál es el respeto y la dignidad que merecen la mujer y el hombre”, reflexionó.
Finalmente, el cardenal animó a combatir ese pensamiento único que se quiere instalar en nuestra sociedad y busca defender permanentemente un planteamiento ajeno a lo que Dios pide a las personas que son su creación.
“Tenemos que poner un esfuerzo grande, sin atacar, sin violentar. Vale la pena mostrarnos con esa apertura y no con intolerancia, concluyó.
LA MARCHA POR LA VIDA TAMBIEN ES EN DEFENSA DE LA FAMILIA TRADICIONAL
El primado de la Iglesia Católica peruana señaló que en esta marcha también se respalda a la familia, porque toda vida humana surge de un matrimonio entre un hombre y una mujer.
“Cuando empezamos a hacer estas pruebas de laboratorio de todo tipo estamos destrozando algo muy grande: la familia. La vida no es una producción biológica de laboratorio. Quítale a la vida la dimensión del amor, del dolor y la alegría, y conviertes a la persona en un robot”, dijo.
“Se está perdiendo la parte más humana de la humanidad: el amor, el perdón, el diálogo, la comprensión. Lo que queremos al defender la vida y promover la familia y el matrimonio entre un hombre y una mujer, y promover esa ley natural, que es promover la realidad. Hay una realidad, no es una discusión si uno es libre o no. Esta realidad es lo que da el sabor de ser humanos”, prosiguió.
En otro momento, el cardenal afirmó que la ciencia ha avanzado mucho y puede determinar en qué momento el embrión tiene ya todos los componentes que van a generar la vida y que en algunos casos esto no es viable.
“Sabemos que hay vidas que simplemente no son viables; no es aborto, es simplemente que dentro de la naturaleza humana se ha generado esa muerte, no se ha abortado. Es triste que detrás de estas teorías haya una gran campaña económica, un gran colonialismo, que quiere llevarnos a pensar de una manera equivocada”, señaló.
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