SUIZA.- El pasado viernes se ha cerrado en Ginebra (Suiza) la 29 sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, iniciada el pasado 15 de junio. En ella y entre otras cuestiones se negociaba la propuesta de resolución titulada Protección de la familia: la contribución de la familia a la realización del derecho de sus miembros a un estándar adecuado de vida, particularmente por su rol en la erradicación de la pobreza y la consecución del desarrollo sostenible.
El proceso de negociación de la resolución desencadenó una verdadera batalla de rechazo por parte de los países occidentales (fundamentalmente los de Europa, EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) así como por parte de Brasil, México, Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile y un sector de las organizaciones de la sociedad civil.
Estas organizaciones desencadenaron una fuerte campaña de lobby, con los ministros de asuntos exteriores y representantes diplomáticos con el objetivo de que se incluyesen los “diferentes tipos de familia”, “familias LGBTI”, “diversas familias”…, no aceptando el texto inicial, que tan solo se refería a la familia. Fue todo un esfuerzo por boicotear la propuesta inicial.
Afortunadamente, se produjo también una importante reacción de apoyo a la resolución por parte de 140 organizaciones pro-familia y pro-matrimonio, a la que inmediatamente se adhirieron un total de 200 entidades de todo el mundo, entre ellas Profesionales por la Ética.
La mañana del viernes 3 tuvo finalmente la votación y el resultado fue incluso mejor del que esperábamos los defensores de la familia y el matrimonio naturales. La Resolución L.25 fue aprobada con 29 votos a favor, 14 en contra y 4 abstenciones, lo que representa una importante paso adelante, a nivel internacional, para la protección de la familia natural y el reconocimiento de su indispensable papel para el desarrollo humano.
El proceso de negociación de la resolución desencadenó una verdadera batalla de rechazo por parte de los países occidentales (fundamentalmente los de Europa, EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) así como por parte de Brasil, México, Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile y un sector de las organizaciones de la sociedad civil.
Estas organizaciones desencadenaron una fuerte campaña de lobby, con los ministros de asuntos exteriores y representantes diplomáticos con el objetivo de que se incluyesen los “diferentes tipos de familia”, “familias LGBTI”, “diversas familias”…, no aceptando el texto inicial, que tan solo se refería a la familia. Fue todo un esfuerzo por boicotear la propuesta inicial.
Afortunadamente, se produjo también una importante reacción de apoyo a la resolución por parte de 140 organizaciones pro-familia y pro-matrimonio, a la que inmediatamente se adhirieron un total de 200 entidades de todo el mundo, entre ellas Profesionales por la Ética.
La mañana del viernes 3 tuvo finalmente la votación y el resultado fue incluso mejor del que esperábamos los defensores de la familia y el matrimonio naturales. La Resolución L.25 fue aprobada con 29 votos a favor, 14 en contra y 4 abstenciones, lo que representa una importante paso adelante, a nivel internacional, para la protección de la familia natural y el reconocimiento de su indispensable papel para el desarrollo humano.
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