ESTADOS UNIDOS.- Miles de firmas se recolectaron para pedir la inmediata renuncia de Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y antes canciller y ministro de sanidad de Etiopía, cuyas actitudes dejan serias dudas sobre su idoneidad e imparcialidad dado su empeño en defender la cuestionada actitud de China en la pandemia.
Adhanom Ghebreyesus, ni siquiera es médico, su doctorado es en Filosofía, especializado en sanidad comunitaria, siendo así el primer jefe de la OMS que no ha cursado estudios de Medicina.
Lo grave es que Adhanom Ghebreyesus desde el inicio fue cómplice de China en la política de ocultar los datos de la enfermedad surgida en Wuhan. Tampoco ha expresado preocupación, como otros miembros de la OMS por la carencia de información proveniente de este país ni ha condenado las medidas punitivas contra los críticos de la gestión de los comunistas chinos, como el caso del Dr. Li Wenliang.
Desde diciembre cuando comenzó el conteo de casos y el doctor Wenliang lanzó la alarma, la OMS se limitó a repetir los informes provenientes de China sin cuestionarlos.
El twitter publicado por la OMS del 14 de enero, donde se afirmaba que no había temores de contagio persona a persona por el virus, de acuerdo con estudios preliminares realizados por las autoridades chinas, es uno de los ejemplos de la manera en que han llevado la crisis de salud mundial, señala el portal Martí.
China fue un decido impulsor de colocar a Adhanom Ghebreyesus al frente de la OMS.
El servilismo del director de la OMS hacia China es inocultable, desde el 2016 China comunista impide a Taiwán que participe en los trabajos de la OMS, como estuvo haciendo en calidad de observador desde el 2009. Tedros ha mantenido la política de la República Popular de China (Pekín) hacia la República de China (Taipei).
En Taiwán, tanto la oposición como el gobierno piden que el país sea incluido en la lucha contra el COVID-19, dentro de los organismos internacionales.
Amigo de dictadores
Mientras fue el canciller de Etiopía, en el 2017 y siendo Etiopía miembro del Consejo de Seguridad se abstuvo en más de una ocasión en las votaciones para adoptar una resolución condenatoria al uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar al-Asad.
Fue el representante de un régimen autoritario que en el 2016 impuso el estado de emergencia en el país con una total represión y control sobre los medios de prensa.
El colmo fue en octubre del 2017, siendo ya director de la OMS, tuvo Tedros la ocurrencia de designar al dictador de Zimbabue, Robert Mugabe, como embajador de buena voluntad de la OMS, alabando el sistema de salud de esa nación africana.
Cuando hizo el anuncio en una conferencia en Montevideo, Uruguay, llovieron las protestas de médicos, activistas de derechos humanos y de gobiernos de todo el mundo. En menos de 48 horas tuvo que reconsiderar el nombramiento. La sanidad en Zimbabue es calificada como un “genocidio silencioso” por ONGs internacionales.
Los pedidos de renuncia ya aparecen en la página digital change.org con casi un millón de firmas.
Adhanom Ghebreyesus, ni siquiera es médico, su doctorado es en Filosofía, especializado en sanidad comunitaria, siendo así el primer jefe de la OMS que no ha cursado estudios de Medicina.
Lo grave es que Adhanom Ghebreyesus desde el inicio fue cómplice de China en la política de ocultar los datos de la enfermedad surgida en Wuhan. Tampoco ha expresado preocupación, como otros miembros de la OMS por la carencia de información proveniente de este país ni ha condenado las medidas punitivas contra los críticos de la gestión de los comunistas chinos, como el caso del Dr. Li Wenliang.
Desde diciembre cuando comenzó el conteo de casos y el doctor Wenliang lanzó la alarma, la OMS se limitó a repetir los informes provenientes de China sin cuestionarlos.
El twitter publicado por la OMS del 14 de enero, donde se afirmaba que no había temores de contagio persona a persona por el virus, de acuerdo con estudios preliminares realizados por las autoridades chinas, es uno de los ejemplos de la manera en que han llevado la crisis de salud mundial, señala el portal Martí.
China fue un decido impulsor de colocar a Adhanom Ghebreyesus al frente de la OMS.
El servilismo del director de la OMS hacia China es inocultable, desde el 2016 China comunista impide a Taiwán que participe en los trabajos de la OMS, como estuvo haciendo en calidad de observador desde el 2009. Tedros ha mantenido la política de la República Popular de China (Pekín) hacia la República de China (Taipei).
En Taiwán, tanto la oposición como el gobierno piden que el país sea incluido en la lucha contra el COVID-19, dentro de los organismos internacionales.
Amigo de dictadores
Mientras fue el canciller de Etiopía, en el 2017 y siendo Etiopía miembro del Consejo de Seguridad se abstuvo en más de una ocasión en las votaciones para adoptar una resolución condenatoria al uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar al-Asad.
Fue el representante de un régimen autoritario que en el 2016 impuso el estado de emergencia en el país con una total represión y control sobre los medios de prensa.
El colmo fue en octubre del 2017, siendo ya director de la OMS, tuvo Tedros la ocurrencia de designar al dictador de Zimbabue, Robert Mugabe, como embajador de buena voluntad de la OMS, alabando el sistema de salud de esa nación africana.
Cuando hizo el anuncio en una conferencia en Montevideo, Uruguay, llovieron las protestas de médicos, activistas de derechos humanos y de gobiernos de todo el mundo. En menos de 48 horas tuvo que reconsiderar el nombramiento. La sanidad en Zimbabue es calificada como un “genocidio silencioso” por ONGs internacionales.
Los pedidos de renuncia ya aparecen en la página digital change.org con casi un millón de firmas.
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