REINO UNIDO.- Más de 1,000 médicos del Reino Unido han firmado una carta dirigida al Parlamento en la que rechazan el proyecto de ley que busca legalizar el suicidio asistido para adultos terminales en Inglaterra y Gales.
La carta, enviada antes de la votación final del “Terminally Ill Adults (End of Life) Bill”, advierte que la propuesta es “profundamente defectuosa” y representa “una amenaza real tanto para los pacientes como para el personal médico”.
El proyecto de ley, impulsado por la diputada Kim Leadbeater, permitiría que adultos con una expectativa de vida de seis meses o menos soliciten asistencia médica para morir. Sin embargo, los médicos firmantes expresan serias preocupaciones sobre la precisión de los diagnósticos de vida restante, señalando que los pronósticos médicos pueden fallar hasta en un 40% de los casos, lo que podría llevar a que personas tomen decisiones irreversibles basadas en información incorrecta.
Uno de los puntos más críticos de la carta es el riesgo de coerción sobre los pacientes más vulnerables, como mujeres, víctimas de abuso doméstico y ancianos. Los médicos advierten que sería difícil para los profesionales de la salud identificar si un paciente está siendo presionado por familiares o por su situación económica para optar por el suicidio asistido.
La carta también resalta la preocupación de que la legalización del suicidio asistido podría ampliar las desigualdades sociales. Pacientes pobres o con dificultades para pagar cuidados paliativos podrían sentirse obligados a elegir la muerte para no ser una carga financiera para sus familias, especialmente si la alternativa es más difícil o costosa.
Entre los firmantes se encuentran figuras reconocidas como el genetista Sir John Burn y la baronesa Finlay, experta en medicina paliativa. Ellos sostienen que el Parlamento no ha escuchado suficientemente a los médicos ni a los grupos vulnerables, y que la ley propuesta “no es la respuesta” a los desafíos del cuidado al final de la vida.
El proyecto de ley ha generado un debate intenso en la sociedad británica y dentro de la comunidad médica. Mientras algunos argumentan que permitir el suicidio asistido otorga dignidad y control a los pacientes terminales, otros insisten en que la prioridad debe ser mejorar el acceso a cuidados paliativos y proteger a los más débiles.
Actualmente, el suicidio asistido es ilegal en Inglaterra, Gales y Irlanda del Norte, con penas de hasta 14 años de prisión. El nuevo proyecto de ley contempla salvaguardas, como la aprobación de dos médicos y un panel experto, pero los opositores consideran que estas medidas no son suficientes para evitar abusos y errores.
La vida es un don sagrado de Dios y solo Él tiene autoridad sobre el principio y el fin de la existencia humana. La Biblia enseña a cuidar y acompañar al enfermo y vulnerable, buscando siempre la compasión y la dignidad sin recurrir a la muerte como solución.
La carta de los médicos es un llamado a la prudencia y a la protección de los más vulnerables, recordando que la verdadera compasión no consiste en facilitar la muerte, sino en acompañar y cuidar hasta el final con amor y respeto.
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