ESTADOS UNIDOS.- Diversos analistas y especialistas en políticas públicas han expresado su preocupación por las recientes directrices y mensajes promovidos por organismos internacionales, en especial la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estarían configurando un aparente consenso global orientado a promover el aborto como un derecho universal en los países de la región.
Según estas fuentes, la OMS estaría utilizando informes, recomendaciones y discursos institucionales para presentar el aborto como un componente indispensable de la salud pública, lo que, aseguran, serviría para ejercer presión política y regulatoria sobre los Estados que mantienen legislaciones restrictivas o modelos de protección de la vida desde la concepción.
Los críticos señalan que estas estrategias buscan instalar la idea de que existe un acuerdo científico y social internacional ya definido, a pesar de que muchas naciones no han otorgado ningún mandato para promover cambios legales en esta materia. Asimismo, advierten que el lenguaje empleado en los documentos técnicos tendería a minimizar el debate ético, cultural y legal que existe en torno al aborto, reduciéndolo únicamente a un problema de salud.
Asimismo, sostienen que la narrativa de ciertas organizaciones internacionales busca influir en la opinión pública de los países latinoamericanos, generando la percepción de que resistirse a estas políticas significaría oponerse al «progreso» o al «estándar global», cuando en realidad —afirman— cada nación tiene el derecho soberano de legislar conforme a su identidad, sus valores y su marco constitucional.
Los especialistas consultados insisten en la importancia de un debate transparente, basado en información completa y no en presiones externas, recordando que cualquier cambio legislativo en temas tan sensibles debe surgir de la voluntad democrática interna y no de agendas internacionales.


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