
LIMA.-La señora Alcaldesa de Lima está impulsando un proyecto de Ordenanza municipal que obligará, bajo penas administrativas, a que en todos los establecimientos privados abiertos al público se exhiban avisos de que dichos locales “promueven” conductas homosexuales, en nombre de la “igualdad” (art. 1). Pretende así transformar a la Ciudad de Pizarro en ¡una Sodoma legal!
Una Igualdad que significa destrucción...
La proyectada ordenanza responde a la llamada ideología de género, que es la versión más actual y delirante del marxismo, caracterizada por un igualitarismo tan radical que pretende abolir hasta las propias diferencias puestas por la naturaleza entre los sexos. De esa manera abre las puertas a la destrucción de la familia y a la implantación del caos anárquico, meta final del comunismo.
Esa obsesión igualitaria, que abarca todos los campos —social, cultural, institucional, etc.— no se detiene ni ante lo monstruoso: una de sus metas es llegar a suprimir las “desigualdades sexuales” entre niños y adultos...1.
Desconcierta ver que la Alcaldesa no sólo quiere imponer la agenda homosexual, sino que justifica su participación en marchas de homosexuales alegando su condición de “cristiana y católica” y de mujer “coherente”(*). No hay coherencia posible entre decirse católico y militar a favor de conductas que la moral católica reprueba absolutamente: es más bien una clara y grave contradicción2.
Ofensa a las convicciones morales, atentado a la libertad de conciencia.Pero lo que importa resaltar es que la proyectada ordenanza ofende las convicciones morales y religiosas de la abrumadora mayoría de la población limeña3. Y con ello atenta contra la libertad de conciencia, al exigir que particulares admitan dentro de sus propios locales comportamientos que rechazan, por ser gravemente reñidos con la moral.
Por esa razón, rechazar tal proyecto es no sólo un legítimo derecho, sino un deber moral. Baste recordar el desafiante show lascivo de parejas homosexuales, realizado en febrero pasado en el atrio de la Catedral de Lima, incluso en presencia de niños: si se aprueba la referida ordenanza se estará forzando a que escándalos semejantes, disfrazados de “muestras públicas físicas de afecto” (art. 2, e., 6), se trasladen impunemente de la calle al interior de todo tipo de locales privados, incluyendo “establecimientos educativos” (art. 4., b). ¿Qué diferencia hay entre esto y una tiranía sobre las conciencias, una tiranía ideológica antirreligiosa?
Y eso no es todo: el texto también amenaza con sanciones, multas y clausura a los establecimientos que se nieguen a permitir tales conductas. ¿Estaremos volviendo a los nefastos tiempos de dictadura ideológica, cuando una mera crítica a la Reforma Agraria confiscatoria constituía delito de opinión penado con cárcel…? ¿Defender la moral cristiana pasará a ser ahora infracción legal punible?
Frente a ello, sólo cabe una resistencia pacífica, legal y organizada de la población limeña para derribar esa imposicion absurda, que además dispone“campañas de sensibilización” y “educación” a favor de los homosexuales (art. 6), los cuales entonces pasarían a ser ¡una categoría privilegiada de la población!
Fuente:Tradición y Acción
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