LIMA.- La alcaldesa de Lima, Susana Villarán, convocó con extraña celeridad a una sesión extraordinaria de concejo para el próximo 6 de enero; sin embargo, el martes se apuró en "desconvocarla".
Sucede que la convocatoria de Villarán iba acompañada de una agenda muy nutrida, en la cual se incluía una series de normas sobre el tema del transporte y la aprobación de una ordenanza contra discriminación por orientación sexual e identidad de género (ordenanza gay).
Y todo indicaba que los regidores oficialistas y sus aliados chakanos y de la izquierda la aprobarían de un solo plumazo, antes de que los regidores electos y muchos de ellos activistas pro familia entren en funciones.
Sin embargo, el JNE, tras admitir la apelación de Villarán para impedir que el pepecista Zea se convierta en teniente alcalde de Lima (asunto que se ve hoy en dicho órgano electoral), aclaró que la evaluación de dicho recurso no suspende el proceso de proclamación de los nuevos regidores elegidos el 24 de noviembre. O sea, la mayoría oficialista queda en nada. ¿Será esa la explicación de la apresurada "desconvocatoria para no dar pie a una posible vacancia"?
Villarán se apoya en la Ley Orgánica de Municipalidades para justificar que el teniente alcalde debe ser un regidor de su partido. Pero olvida que esa misma norma establece que la lista ganadora (de una elección como la del 24 de noviembre) debe tener la mitad más uno de regidores. O sea, el PPC tendría 12 y no 7, con lo cual tendría mayoría edil absoluta el 2014. Villarán estaba a punto a a llevar a cabo su propia vacancia de haberse concretado su “sesión extraordinaria”,
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