LIMA.- Plaza de Armas de Kimbiri, La Convención, Cusco (zona del VRAEM), 7.00 de la noche. La escena se produjo hace algunos días. Decenas de fieles cristiano-evangélicos frente a un tabladillo con altavoces, no pocos indígenas entre ellos, esperan la intervención del orador central de la noche.


Viene de Lima en el contexto de una campaña de evangelización elaborada por las iglesias Movimiento Misionero Mundial, Iglesia Cristiana Pentecostal, Iglesia Presbiteriana, la Asamblea de Dios, Adventistas, entre otras. El orador aparece sobre el estrado y el público se queda en silencio. Viste uniforme de general de la Policía Nacional, el kepí de rigor. Levanta la mano derecha y saluda; en la izquierda sostiene una pesada Biblia. Un “hermano” repite: “General Juan Gonzales Sandoval, el Pacificador”. La gente lo aclama y aplaude. No es un desconocido para la población.

VIEJO CONOCIDO.
A mediados de los ochenta, el entonces comandante de la Dirección Nacional contra el Terrorismo, Gonzales Sandoval, realizó decenas de operaciones, metralleta en mano y al frente de comandos entrenados en combate antisubversivo.

Lo hizo con el respaldo de los ronderos de la zona. Desbarató a decenas de grupos senderistas y del MRTA y, a decir de quienes lo conocen, cumplió su trabajo sin abusos y con respeto a los derechos humanos de los terroristas capturados.

Esa noche, el predicador hizo memoria de aquellas jornadas y pasó luego a hablar del poder corruptor del narcoterrorismo, el tibio respaldo estatal a los programas de cultivos alternativos a la coca, el hábito de poner a cocaleros y narcos en la misma bolsa.

Durante la semana predicó también en Pichari y más tarde en el distrito de Santa Rosa (La Mar, Ayacucho), siempre en el VRAEM.

EL ABRAZO.
Una noche, al final de un sermón, vino a su encuentro un exsenderista a quien Gonzales Sandoval capturó a fines de los ochenta en el Alto Huallaga. Era nada menos que el “Camarada Óscar”, el jefe de logística del entonces sanguinario Héctor Aponte Sinarahua, “Camarada Clay”, a su vez el brazo derecho del terrorista “Artemio”, hasta hace poco el amo y señor del Alto Huallaga.

Contra lo que podría suponerse, el exterrorista y el Policía que lo mandó quince años a prisión se dieron un gran abrazo.

Este mando terrorista cumplió su condena en Lurigancho y ahora es miembro de una iglesia cristiano-evangélica.

“Vi que no me guarda rencor como no me guarda rencor Walter Palacios Sierralta, el primer cabecilla de Sendero Luminoso que capturamos en el Cusco”.

En esa ocasión, Palacios Sierralta fue capturado herido. En un descuido le arrebató la metralleta a un policía y se disponía a disparar. Gonzales reaccionó más rápido y le puso la pistola en la sien derecha. “Este será tu tiro de gracia si no das el arma”, lo conminó. El terrorista se abrazó a las piernas de Gonzales gritando “no me mate, soy médico”. Pidió perdón por los policías que asesinó. Gonzales lo condujo ante un médico amigo. Palacios Sierralta, totalmente arrepentido, entregó a la Policía información valiosa del todavía desconocido Sendero Luminoso (SL).

“CHACAL”. Lo curioso es que a Gonzales Sandoval le llaman “Chacal” como al terrorista venezolano de la Guerra Fría (“Carlos”, el Chacal) y al frío y despiadado asesino británico de la novela de Frederick Forsyth (El día del Chacal).

En realidad, al general PNP en retiro Juan Gonzales Sandoval le dicen “Chacal” por el nombre coloquial de su promoción de la Escuela de Oficiales de la PNP.

El proselitismo cristiano no es novedad en la vida del general Gonzales. Su padre era un pastor evangélico y él nació en una iglesia cristiano-evangélica de la región San Martín.

Conversó con este Diario a su retorno a Lima sobre su recorrido por el VRAEM.

Me he desplazado por estos pueblos sin protección y sin más armas que la Biblia, relata.

Entre los años 1986-88 entraba a esa zona con armas de fuego para combatir a los de Sendero y el MRTA. “Ahora entro con esta arma que es la Biblia, con la palabra del Señor. El Señor me guarda y protege”, afirma con seguridad, ahora en saco y corbata, en su oficina de la Asociación de Oficiales Generales de la Policía Nacional, del que es presidente.

VERDUGO. Sin embargo, el mayor mérito profesional del “Chacal” Gonzales Sandoval es la desarticulación del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Si el general Ketín Vidal, el coronel Benedicto Jiménez, entre otros, son los artífices de la captura de Abimael Guzmán y la consiguiente derrota de Sendero Luminoso, Gonzales Sandoval es considerado el autor de la caída final del MRTA al frente de la División Contra el Terrorismo (Divicote II).

Benedicto Jiménez dirigía la Divicote I enfocado en Sendero Luminoso.

Según la historia policial reciente, “Chacal” Gonzales Sandoval agarró a toda la cúpula del MRTA, a excepción de Víctor Polay Campos.

Capturó al N° 2 del grupo terrorista, Peter Cárdenas Schulte, alias “El Siciliano”; a Miguel Rincón Rincón, Lucero Cumpa, el chileno Jaime Castillo Petrucci, el panameño Pacífico Castrellón y la estadounidense Lori Berenson Mejía.

DE PELÍCULA. La historia de Peter Cárdenas ha dado lugar al filme “Alias Alejandro”, que compitió en el Festival de Cine de Sao Paulo en 2005.

Sabemos de muy buena fuente que hay planes para una película sobre la caída del MRTA a manos de “Chacal” Gonzales.

La historia del veterano policía está saturada de episodios cinematográficos.

¿ABRAZO DEL MRTA?. Una escena inverosímil tuvo lugar en 2004 en un tribunal de la Base Naval del Callao. Se iniciaba un nuevo juicio a la cúpula del MRTA. Convocado como testigo, “Chacal” Gonzales relató cómo había capturado a Peter Cárdenas, a Lucero Cumpa, a Miguel Rincón, allí presentes.

Detalló que en el refugio de Peter Cárdenas halló un arsenal de armas modernas, abundante documentación sobre las celdas subterráneas (“cárceles del pueblo”).

“Y estoy seguro que mi amigo Peter Cárdenas, un hombre que ha luchado por sus ideas, no me va a desmentir”, dijo dirigiendo la mirada a los integrantes de la cúpula del MRTA. Allí estaba también Víctor Polay Campos.

“Así como dice el general, así fue”, confirmó el exterrorista condenado a cadena perpetua por secuestros a cambio de dinero.

Gonzales pidió permiso a los magistrados para “saludar a mis amigos”. Cárdenas Schulte y los demás cabecillas del MRTA acogieron con gusto los abrazos.

“Yo creo que ellos recuerdan el trato que les dimos cuando los capturamos. Respetamos sus derechos y los expedientes contenían documentos, filmaciones, hechos irrefutables, nada más”, precisa.

El espacio es corto para seguir con la historias del “Chacal”. Además de la liberación de empresarios como Héctor Delgado Parker, Raúl Hiraoka, está el frustrado asalto del Congreso. Y más.

ADOGEN. Según la Asociación de Oficiales Generales de la PNP, que preside Gonzales, el aspecto más preocupante es la penetración del crimen organizado en instituciones de seguridad y justicia y en la propia política.

La historia en cifras

1995 año en que la Divicote II capturó a un comando del MRTA que iba a atacar el Congreso
1997 año en que otro comando del MRTA capturó la residencia japonesa y tomó rehenes

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