LIMA.- Hay ya poca gente que no empiece a ser consciente de que suceden cosas inexplicables en su entorno que no parecen obedecer a ninguna lógica. Y hay ya mucha gente que empieza a encontrar la explicación de tales sucesos. La batalla cultural ha comenzado porque, hasta este momento, todo había consistido en un avanzar de las tropas del género frente a una población desprevenida e inconsciente de la invasión. La batalla es ya global y los países que vamos perdiendo libertades, derechos y cantidades astronómicas de dinero púbico en beneficio de ese Nuevo Orden Mundial, que se ha impuesto para hacernos más libres y felices contra nuestra voluntad, podemos ayudar a los que aun están en las primeras fases de la batalla.

En España, los abusos de este sistema liberticida del género han comenzado a dejar demasiadas víctimas por el camino (“no se puede engañar a todos todo el tiempo”) y los abusos de los lobbies del género sobre el dinero público amenazan con colapsar el país. Al borde de la derrota ha comenzado un desorganizado movimiento de oposición, además de los que desde el comienzo estuvimos avisando de la verdadera cara totalitaria de esta ideología de ingeniería social. Porque para la ideología de género, como para todo buen hijo del marxismo, la mentira es un arma revolucionaria y el fin justifica los medios, por lo que el género se presenta como algo cargado de buenas intenciones (derecho a decidir, inclusividad, libertad, respeto, igualdad...) hasta que saca los dientes. Para entonces suele ser tarde.

Y al borde de la derrota, ha sido balsámico ver que, al contrario que la sociedad española, herida, casi vencida y dividida, la sociedad peruana se defiende vigorosamente de las imposiciones del género. Más tradicional en sus valores, más arraigada a la religión y la familia, menos infiltrada por los lobbies del neomarxismo cultural, la sociedad peruana ha visto con sorpresa e indignación cómo su gobierno, con la inefable ayuda de la ONU, ha intentado socavar lospuntales de una civilización fundamentada en las libertades individuales y el respeto a los derechos humanos fundamentales.

Porque, para que una sociedad sana vea normal los planteamientos de la tiranía del género, hace falta una manipulación constante y continuada durante años. Manipulación que los peruanos afortunadamente no han padecido.

El Perú está en guerra. Y España. Y toda Hispanoamérica. Y toda la humanidad. Se han perdido mil batallas en todo el mundo por incomparecencia de uno de los contendientes: nosotros. Pero en el Perú parece que eso no va a suceder. Tenemos enfrente al poder y al dinero. Nosotros sólo tenemos una cosa; que somos muchos y que luchamos por nuestra propia supervivencia como sociedad y como personas. Y por nuestros hijos. Porque somos conscientes de que el mundo que impone la ideología de género es garantía de fracaso vital, personal y social.

La guerra va a ser larga. Se va a necesitar perseverancia y eludir las distintas trampas: topos dentro de los movimientos sociales, difamaciones contra los que más se destaquen en la lucha contra la ideología de género, manipulación continua de los medios de comunicación sobre la ciudadanía y candidatos políticos mentirosos que implementen el género sin tenerlo en sus programas, o que digan que no y luego, sea que sí.

Sobre las dos primeras cosas, sólo puedo avisar de que nunca confíen en las palabras sino en los hechos.

Respecto a la manipulación de los medios de comunicación, hay dos formas de eludirla. La primera sería reconocer sus estrategias, lo que yo le llamo “ver las patas de madera de detrás de los decorados”, para no dejarse engañar (informaciones falsas, ocultación de información, manipulación emotiva, lluvia fina de noticias, falseamiento de estadísticas...). Para que se hagan idea de a qué me refiero, les diré que, sobre la reciente marcha de casi un millón de personas en el Perú, no se ha informado en la TVE la televisión oficial española, pero sí se ha hecho sobre una marcha proaborto con dos docenas de personas que se realizó de forma simultánea en Lima.

La segunda, es informarse en medios de comunicación independientes, fortalecerlos y asegurarse con ese apoyo que se mantienen al margen de deudas con el poder político y leales a su labor informativa y a su público. La Abeja (laabeja.pe) podría ser un buen ejemplo.

Respecto a los candidatos mentirosos, que en el tema del género suelen ser abundantes como las arenas del desierto, recomiendo crear un partido libre de corrección política y de corrupción, con valores sólidos respecto a la vida, la familia y los bienes públicos y privados. La lucha civil, al menos así lo hemos terminado viendo en España, tiene un límite cuando los políticos progénero son todos y la presión de perder votos por ello se hace irrelevante.

En España, tarde pero mejor que nada, hemos creado un partido patriota, de corte conservador en lo social y liberal en lo económico pero, sobre todo, al margen del establishment. Tan al margen, que los medios de comunicación controlados por el partido en el poder (PP) pero dirigidos por la izquierda cultural (ya digo que PPSOE es lo mismo en muchos ámbitos) han intentado reducirlo a la nada. Al contrario que al partido centrado entre ambos, Ciudadanos, al que han alentado pese a quitar votos a ambos. El ninguneo y la persecución es prueba de que se ha conseguido estar al margen de ese Nuevo Orden Mundial que dirige la ruta de las políticas y los partidos, con distinto ritmo pero con igual destino.

Y eso es lo que aconsejo hacer a los peruanos que no estén dispuestos a entrar en el redil.

La batalla es global, las estrategias de los tiranos del género son globales. A lo mejor es hora de hacer globales las ofensivas de los que nos negamos a ser esclavos.

laAbeja.pe
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