ESPAÑA.- Mariano Rajoy vuelve a meter la pata. Tras la sentencia de la Manada, el nuevo texto ya cuenta con amplio consenso acerca de su espíritu, consenso que podríamos resumir así: habrá violación cuando la mujer diga que la ha habido.

Otra ley feminista, como la de violencia de género: la palabra de la mujer basta para iniciar el proceso contra el varón, sin necesidad de diligencias previas ni investigación de ningún tipo. Es decir, la mujer siempre es inocente, el hombre tendrá que probar su inocencia (en lugar de la acusadora su acusación) pero, en principio, es culpable: ¿acaso no ven la pinta que tiene?

Exactamente lo mismo que en la ley contra la violencia de género: hoy, basta con que la mujer acuse al varón de agresión para que la policía, sin diligencia alguna, le detenga delante de sus hijos y le encierre en el calabozo, para “poner a salvo” a su pareja.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuya principal característica es la cobardía, ya ha cedido: a las feministas se les permite todo. Y así, ahora, las mujeres jueces se atreven a postular que se introduzca la ideología de género en las leyes. Así, como suena. Eso es lo mismo que introducir el fraude en la legislación tributaria… por razón de sexo. Como decir: no es lo mismo que el defraudador sea un hombre a que sea una mujer.

Por supuesto, no se entra en el trasfondo de la cuestión, que, como bien explicaba el escritor Juan Manuel de Prada en el ABC del sábado 28, es doble: una sociedad hipersexualizada y una pornografía omnipresente. Por la primera, no juzgamos los actos en sí mismos. Y así cualquier aberración sexual es buena si se hace libremente con ‘consentimiento’. Pues no. El sexo, o es entrega y apertura a la procreación o es compartición de la privacidad. Y la intimidad sólo se comparte con el amado.

Por supuesto nadie entra en la causa última de estos delitos: una sociedad hipersexualizada y pornográfica Por la segunda, y siguiendo una tesis feminista, antaño ridiculizada –porque es ridícula- y hoy defendida en la televisión con mucha pasión, la mujer no debe ser molestada aun cuando vaya desnuda por la calle. Lo cual puede ser defendible en el parlamento, en los tribunales y en la tele por no en los lugares donde reine el sentido común. Y hoy, lo que reina en la sociedad es la pornografía más aviesa y más deshumanizadora.

De esta forma, lo que trasmite el Ejecutivo es que la inminente ley contra la violación producirá el mismo efecto que el provocado por la ley contra la violencia de género: ni han disminuido los casos de maltrato ni disminuirán las agresiones sexuales. Es lo que suelen traer las leyes injustas que, además, suelen ser leyes fracasadas.

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