LIMA.- Es lamentable ver que en el Perú, el país bendito que nos vio nacer -como señalaba el famoso canto que gritabamos con el pecho inflado de emoción patriota, en la época del mundial-, exista una abierta persecución contra las personas que públicamente profesamos nuestra fe, católica o cristiana, que de manera firme y decidida defendemos el don de la vida, el valor fundamental que tiene la familia en nuestra sociedad, la soberanía cultural del Perú, en contra del enfoque de género como política pública de Gobierno y la genocida ideología foránea que la sustenta.

Nos estigmatizan y etiquetan llamándonos homofóbicos, intolerantes, fundamentalistas, fanáticos, religiosos, retrógrados, arcaicos, entre otros epítetos, que degradan no sólo a quienes abiertamente estamos en contra del enfoque de género, sino también a todos los peruanos que aspiramos a crecer en una sociedad que respete y ame a la familia como célula básica y fundamental de nuestra sociedad, que respete y valore el derecho a la vida y dignidad humana, aún desde la concepción, tal como lo señala el artículo 1° de nuestra Carta Magna, estableciendo que el concebido es sujeto de derecho en todo lo que le favorece, y que todas las personas tenemos derecho a nuestra integridad física, psíquica y física así como a nuestro libre desarrollo y bienestar, garantizándonos que no tendremos persecución por razón de nuestras ideas o creencias, como lo reconoce el artículo 3° de nuestra Constitución Política.

Es aún más lamentable que por la calentura electoral, con hambre de poder y angurria por la presa electoral, ciertos candidatos al sillón municipal renuncien abiertamente a los principios y valores que decían representar, enarbolando una bandera democrática, y negando como Pedro negó a Jesús, su fe cristiana evangélica, cuando la prensa con conciencia moral mercantil, nos tilda de intolerantes.

La intolerancia la sufrimos todos los peruanos que mayoritariamente somos creyentes en Dios, defensores de la vida, de la familia, orgullosos de nuestro pasado histórico y milenario, quiénes vemos sucumbir nuestras instituciones emblemáticas, nuestras raíces culturales y la propia estructura del Estado, ante la nefasta ideología de género que está infectando nuestra institucionalidad democrática como nación soberana, con el enfoque de género como política pública, que nuestro actual Presidente viene implementado en todas las instituciones públicas del Estado.

Es hora de que los peruanos verdaderamente patriotas, nos enlistemos en el ejército nacional de liberación en contra de la colonización cultural e ideológica de la que estamos siendo objeto.

!! Despierta Perú, despierta!!,!! La sangre de tus héroes no se derramó en vano!! Es hora de defender la soberanía del Perú, nuestras familias, nuestras tradiciones, nuestra cultura, sin retroceder ni dar un paso atrás.

Dra. Mariella Bianchi
La Abeja.pe
Axact

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