ESTADOS UNIDOS.- En una retórica similar a la de sus oponentes nacionales proabortistas, el embajador chino en la ONU atacó las políticas provida del presidente Trump y acusó al gobierno estadounidense de negar a las mujeres el acceso al aborto y a la anticoncepción.
«El gobierno de Estados Unidos niega brutalmente a las mujeres estadounidenses el acceso a la atención sanitaria reproductiva», declaró esta semana el embajador Sun Lei durante una reunión de la Junta Ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Según afirmó, esto formaba parte de «violaciones sistemáticas y generalizadas de los derechos de las mujeres y los niños» en Estados Unidos.
El país norteamericano ha cuestionado el presupuesto de millones de dólares destinados a programas de las Naciones Unidas en China, incluyendo la financiación del UNFPA para programas chinos de control de la población. En la reunión, Estados Unidos votó en contra de la continuidad de cualquier programa de la ONU en China.
Dinero para una nación rica «China es la segunda mayor economía del mundo. Un país que puede financiar su propio programa espacial y construir portaaviones debería financiar su propio desarrollo», declaró un delegado estadounidense. «Cada dólar del PNUD que se gasta en China es un dólar menos para los países que realmente dependen de esa financiación».
Afirmó que mantener los programas de la ONU en China equivalía a «subvencionar la agenda geopolítica de un país» bajo el pretexto de una ayuda multilateral. «La ONU se fundó para apoyar a los vulnerables, no para financiar las ambiciones geopolíticas de una gran potencia», concluyó.
Los derechos reproductivos, pisoteados en China
El gobierno estadounidense también acusó a China de violaciones de derechos humanos a través del control de la población. «Estados Unidos defiende los derechos del individuo, derechos que el gobierno chino desprecia por completo», declaró un delegado estadounidense.
«Las políticas coercitivas de planificación familiar de China son antitéticas a la promoción de la libertad individual por parte de Estados Unidos», dijo. «Millones de familias han sufrido bajo el enfoque destructivo de China sobre la población. Generaciones de mujeres siguen sufriendo las secuelas de este legado insoportable, que incluyó abortos forzados y esterilizaciones involuntarias de carácter bárbaro».
El programa de control de la población que China mantiene en la actualidad es la razón por la cual el gobierno de Estados Unidos retiró su financiación al fondo de población de la ONU a principios de este año.
«Estados Unidos tiene prohibido financiar cualquier organización que apoye o participe en la gestión de un programa de aborto coercitivo o esterilización involuntaria», afirmó el delegado estadounidense. Estados Unidos cesó su financiación al organismo debido a «la legitimación previa por parte del UNFPA de este esfuerzo y su continua colaboración con una entidad del gobierno chino que implementa políticas de control de población aberrantes que incluyen elementos coercitivos», dijo.
Además de atacar las políticas provida del gobierno de Trump, el embajador Sun Lei defendió los programas de la ONU en China, alegando que estaban «empoderando a mujeres, niños y grupos vulnerables, en consonancia con los valores fundamentales de las Naciones Unidas, los derechos humanos y el desarrollo».
Rebatió la sugerencia de que China sea ahora un país desarrollado y, por tanto, no necesite asistencia de la ONU. «China es un miembro natural de la familia del Sur Global, y esta posición no cambiará jamás», afirmó, burlándose de la delegación estadounidense al asegurar que China cuenta con un amplio apoyo internacional gracias a su cooperación para el desarrollo.
También intentó defender la idea de que China es un socio para el desarrollo superior al gobierno estadounidense. «China nunca ha intentado suprimir el desarrollo de otros gobiernos», dijo, en una acusación velada de que Estados Unidos sí lo ha hecho.
«Estados Unidos no está en posición de darnos lecciones ni de señalar con el dedo a otros», concluyó, acusando al Congreso estadounidense de no haber ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU y de permitir el matrimonio infantil a nivel estatal.
Todos a favor de China
Finalmente, toda la Junta Ejecutiva de la ONU se alineó con China. Treinta y cuatro de los treinta y cinco miembros con derecho a voto se manifestaron en contra de la posición de Estados Unidos. Este fue el único voto contrario a la continuación de los programas de la ONU en China.
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