EL VATICANO.- Separados pero no callados. Es así como el papa Benedicto XVI denunció que haya un secularismo radical que amenaza a los valores fundamentales de la sociedad. Refirió además que por el hecho que la Iglesia y el Estado estén separados, no significa que deban callar ante determinados temas.
"La legítima separación entre la Iglesia y el Estado no significa que la Iglesia tenga que callar sobre determinados temas, ni que el Estado pueda decidir no comprometerse con determinados valores que forman la nación", afirmó el sumo pontífice.
En el discurso fue dirigido a un grupo de obispos de Estados Unidos, que se encuentran en el Vaticano para la tradicional visita "ad limina apostolorum", la que están obligados a realizar todos los prelados del mundo al papa cada cinco años y en la que le cuentan la situación y los problemas de sus diócesis.
El Obispo de Roma exhortó a los obispos a mantener un papel fundamental para contrarrestar las corrientes culturales "que sobre la base de un individualismo extremo intentan promover nociones de libertad separadas de la verdad moral".
También les invitó a dar un testimonio coherente, precisando que supondría una importante contribución a la renovación total de la sociedad.
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