De entonces a la fecha ni en tales plazas ni en ninguna otra, a ningún alcalde se le ocurrió erigir un monumento de homenaje a una personalidad en una plaza con denominación de otra persona, por el mínimo de respeto que se merece el homenajeado, pues ello sonaría como agasajar a alguien en fiesta ajena. Lamentablemente esto acaba de ocurrir por el evidente aire provocador de Susana Villarán de colocar el monumento de quien estuviera vinculado al Partido Comunista Peruano en la plaza del fundador del aprismo.
Tampoco habría sido aceptable ubicar el monumento a Huilca, ex Secretario General de la CGTP, en la Plaza del fundador de dicha organización sindical, que es un área pública colindante a la plaza Haya de la Torre, bajo el argumento de afinidad ideológica.
De conformidad con lo establecido en el acápite titulado “Medidas de satisfacción y garantías de no repetición” en el acuerdo relativo a las modalidades y plazos de cumplimiento de las reparaciones, -que son recogidas por la sentencia de 3 de marzo de 2005 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Huilca Tecse vs Perú-, el Estado peruano se comprometió a “erigir un busto en memoria de[l señor] Pedro Huilca [Tecse] en un lugar público de la ciudad de Lima, que será designado en consulta con sus familiares”. Dudo razonablemente que la familia haya estado de acuerdo con el desatino de la alcaldesa.
Hay que cumplir con los acuerdos que el Estado suscribe con los familiares de las víctimas de la etapa del terrorismo y aun cuando no existieran en los casos de María Elena Moyano y Pascuala Rosado, sería bueno que en la primera área pública que sea ganada en la ejecución de obras municipales, se coloque sus bustos recordatorios de esos héroes civiles del enfrentamiento a Sendero Luminoso. Pero eso ya lo haremos después del 17 de marzo cuando la sensatez vuelva a los pasillos del Palacio Municipal de Lima.
0 comments: