LIMA.- Si hay algo que muestra la falta de liderazgo de doña Susana Villarán es el tráfico de Lima. No es, pues, que ella sea responsable del caos que se genera a algunas horas, pues es obvio que faltan pistas y sobran carros, pero la mitad de los problemas se resolverían buscando obligar a los choferes a cumplir las más elementales reglas de tránsito.
¿Se trata de una campaña donde la Policía sancione? Imposible, no hay tantos policías que puedan poner orden en las calles de Lima. Se trata de motivar, mediante campañas publicitarias y de comunicaciones, que primero haya un respeto por el semejante y luego un esfuerzo común en poner orden.
¿Cuántas veces ha visto a esos choferes que atraviesan tres carriles de izquierda a derecha, o de derecha a izquierda para voltear en una avenida? ¿O cuántas veces ha visto a un chofer de taxi parado recogiendo pasajeros apenas cruzando la calle? O aquellos que cuando se trata de voltear a la izquierda en una avenida cierran todo el tránsito, amontonándose en varias filas, en lugar de esperar ordenados a la izquierda. O los que se les pasa la salida del zanjón, y retroceden con total desparpajo.
O los que avanzan lentamente por la izquierda, o los que usan las pistas auxiliares para adelantar. Y podríamos seguir pues la capacidad de hacer nuestra voluntad sin respetar a los demás es única. Y este es un fenómeno que se puede ver en cualquier ciudad del Perú.
La mitad del problema del tránsito en Lima tiene su origen en la falta de respeto que muestran algunos choferes, la mayoría, respecto a los demás. No se respeta a los peatones, no se respeta a las ambulancias que buscan paso, no se respeta a las carrozas fúnebres y sus acompañantes. ¿Creen que respetarán entonces a otro chofer?
Puede poner horarios para el tránsito pesado por la ciudad (incluyendo la Panamericana y Evitamiento), prohibir que se voltee a la izquierda en las principales avenidas, organizar "olas verdes" en horas punta. Esto, además de una intensa campaña de comunicaciones que rescate los valores más esenciales para conducir, nos permitiría encontrar espacios menos agresivos en las pistas de la ciudad. ¡Hágase una, señora Villarán!
Por: Juan Carlos Valdivia
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