PANAMA.- La ONU (Organización de Naciones Unidas), a través de su actual secretario general, Ban Ki-Moon, y con el silencio cómplice de representantes de naciones miembros y otros dignatarios, está resuelto a utilizar esa tribuna a promover ante la juventud mundial a la homosexualidad como estilo de vida normal y deseable, instando a la comunidad internacional a obviar la opinión pública para favorecer supuestos "derechos de los homosexuales", e incluso refiriéndose a un conocido homosexual como "gran ejemplo" para los jóvenes.
El único supuesto "derecho" identificado que la comunidad gay no ha obtenido en nuestra sociedad, es que se considere como matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo, por las consecuencias teológicas al evangelio cristiano que tal situación encierra.
Sería necesario editar la Biblia, ignorar las leyes naturales que gobiernan nuestras relaciones en sociedad, desacreditar nuestras iglesias y cambiar el evangelio cristiano y todas las tradiciones cristianas sagradas que valoramos, para ayudar a la homosexualidad a aparentar normalidad.
El mensaje que estaríamos dando es que la institución del matrimonio no tiene ninguna base más que nuestro capricho arbitrario.
No sé si Ban Ki-Moon cree en Dios o si siente reverencia por Dios. No sé si busca que nos alejemos de la seguridad de la protección de Dios o simplemente es seducido por el mensaje político.
Pero nosotros los cristianos seguimos a Dios, no para hacer lo que queremos, sino porque confiamos en sus directrices, decisiones y preeminencia en nuestras vidas.
Es lamentable y doloroso ver a gobernantes, legisladores, figuras públicas, y muy en especial a profesionales de la medicina que ignoran el hecho de que muchos individuos que han experimentado atracciones sexuales hacia personas del mismo sexo están insatisfechos con la situación y están en búsqueda de ayuda profesional para alinear sus pensamientos y conducta con su fe y convicciones. Muchos tienen el deseo de cambiar, pero en vez de animarlos y ayudarlos a salir de esa situación, les están inculcando la aceptación y resignación a su condición, haciéndoles creer que nacieron así y no pueden cambiar, exponiéndolos a la experiencia del rechazo y acostumbrándolos a soportarlo, y permanecer de esa forma atados al pasado y futuro del cuál quieren escapar, lo que demuestra la falta de preocupación genuina que dicen tener sobre la salud y el alma de aquellos que se identifican como lesbianas, gay, bisexual y transexual.
Estoy tentado a preguntar si ¿todos aquellos que promueven la homosexualidad están preocupados por el hecho de que niños y adolescentes están siendo sometidos a orientación, promoción y literatura pro-homosexual que es sicológica y fisiológicamente perjudicial para ellos con el pretexto fraudulento de igualdad y derechos humanos? ¿Están viendo los resultados nocivos en el comportamiento de los jóvenes? ¿Ven la bomba de tiempo sexual y moral que yace bajo la superficie? ¿Les importa?
Las estadísticas muestran una tendencia constante a la baja en el comportamiento de los niños y jóvenes en relación directa a la distancia de la experiencia cristiana y la tradición moral. Cualquiera persona que no entiende eso y trata de hacer que la sociedad se conforme a lo que obviamente es una posición antinatural e injusta, ha juzgado mal la disposición de ánimo, el carácter y temple moral de la sociedad. Las sociedades y las familias siempre les va mejor cuando los individuos siguen el propósito creativo de Dios para la humanidad.
Da la impresión de que el secretario general de la ONU está empeñado en crearse una imagen de "figura genial" por su conducta, alentando esperanzas desproporcionados a los gay's que les podría provocar una relación gravemente perturbada con la sociedad.
Por otro lado, la vulnerabilidad de nuestras sociedades evidentemente proviene del completo silencio de la mayoría cristiana, nuestra aparente inhabilidad para unirnos y hacer causa común en la lucha contra la inmoralidad, la defensa de nuestros valores, creencias y fe cristiana, y nuestra incapacidad de enfrentar a aquellos que están creando escandalosos desequilibrios sociales.
Por: Clarence C. King
Fuente: Hora Cero (Diario Digital de Panamá)
El único supuesto "derecho" identificado que la comunidad gay no ha obtenido en nuestra sociedad, es que se considere como matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo, por las consecuencias teológicas al evangelio cristiano que tal situación encierra.
Sería necesario editar la Biblia, ignorar las leyes naturales que gobiernan nuestras relaciones en sociedad, desacreditar nuestras iglesias y cambiar el evangelio cristiano y todas las tradiciones cristianas sagradas que valoramos, para ayudar a la homosexualidad a aparentar normalidad.
El mensaje que estaríamos dando es que la institución del matrimonio no tiene ninguna base más que nuestro capricho arbitrario.
No sé si Ban Ki-Moon cree en Dios o si siente reverencia por Dios. No sé si busca que nos alejemos de la seguridad de la protección de Dios o simplemente es seducido por el mensaje político.
Pero nosotros los cristianos seguimos a Dios, no para hacer lo que queremos, sino porque confiamos en sus directrices, decisiones y preeminencia en nuestras vidas.
Es lamentable y doloroso ver a gobernantes, legisladores, figuras públicas, y muy en especial a profesionales de la medicina que ignoran el hecho de que muchos individuos que han experimentado atracciones sexuales hacia personas del mismo sexo están insatisfechos con la situación y están en búsqueda de ayuda profesional para alinear sus pensamientos y conducta con su fe y convicciones. Muchos tienen el deseo de cambiar, pero en vez de animarlos y ayudarlos a salir de esa situación, les están inculcando la aceptación y resignación a su condición, haciéndoles creer que nacieron así y no pueden cambiar, exponiéndolos a la experiencia del rechazo y acostumbrándolos a soportarlo, y permanecer de esa forma atados al pasado y futuro del cuál quieren escapar, lo que demuestra la falta de preocupación genuina que dicen tener sobre la salud y el alma de aquellos que se identifican como lesbianas, gay, bisexual y transexual.
Estoy tentado a preguntar si ¿todos aquellos que promueven la homosexualidad están preocupados por el hecho de que niños y adolescentes están siendo sometidos a orientación, promoción y literatura pro-homosexual que es sicológica y fisiológicamente perjudicial para ellos con el pretexto fraudulento de igualdad y derechos humanos? ¿Están viendo los resultados nocivos en el comportamiento de los jóvenes? ¿Ven la bomba de tiempo sexual y moral que yace bajo la superficie? ¿Les importa?
Las estadísticas muestran una tendencia constante a la baja en el comportamiento de los niños y jóvenes en relación directa a la distancia de la experiencia cristiana y la tradición moral. Cualquiera persona que no entiende eso y trata de hacer que la sociedad se conforme a lo que obviamente es una posición antinatural e injusta, ha juzgado mal la disposición de ánimo, el carácter y temple moral de la sociedad. Las sociedades y las familias siempre les va mejor cuando los individuos siguen el propósito creativo de Dios para la humanidad.
Da la impresión de que el secretario general de la ONU está empeñado en crearse una imagen de "figura genial" por su conducta, alentando esperanzas desproporcionados a los gay's que les podría provocar una relación gravemente perturbada con la sociedad.
Por otro lado, la vulnerabilidad de nuestras sociedades evidentemente proviene del completo silencio de la mayoría cristiana, nuestra aparente inhabilidad para unirnos y hacer causa común en la lucha contra la inmoralidad, la defensa de nuestros valores, creencias y fe cristiana, y nuestra incapacidad de enfrentar a aquellos que están creando escandalosos desequilibrios sociales.
Por: Clarence C. King
Fuente: Hora Cero (Diario Digital de Panamá)
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