BRASIL.- Jair Bolsonaro fue electo este domingo presidente de Brasil, con casi 56% de los votos, frente a 44% para el izquierdista Fernando Haddad, según datos oficiales tras el cómputo de más del 95% de las urnas. Tomará el mando del país el 1ª de enero de 2019 y gobernará hasta 2022.
Miles de manifestantes reunidos frente a la casa de Bolsonaro en Barra de Tijuca, un exclusivo barrio de Rio de Janeiro, celebraron con euforia el anuncio de los los resultados, lanzando fuegos artificiales. También hubo celebraciones importantes en Sao Paulo, la capital económica y financiera del país, y en otras ciudades.
El candidato del Partido Social Liberal (PSL) dirigió desde su casa una exitosa campaña que centró en las redes sociales, tras la puñalada que sufrió durante un mitin callejero a principios de septiembre.
Muy distinto al ambiente en el céntrico hotel de Sao Paulo donde Haddad y el comando de un Partido dos Trabalhadores (PT) -que pierde por primera vez unos comicios nacionales tras cuatro victorias consecutivas- seguían los resultados.
Este domingo el gigante sudamericano se ha enfrentado al segundo turno electoral en las elecciones más importantes de los últimos treinta años. Los brasileños han avalado en las urnas al candidato del (PSL), defensor de la familia tradicional.
La sociedad brasileña se encuentra profundamente polarizada y dividida con dos visiones opuestas de los mismos comicios: "Hay que elegir entre el Brasil de las balas -por el ex capitán del Ejército, Jair Bolsonaro- o el de los libros - por el profesor universitario, Haddad", decían los votantes de izquierda.
"Hoy es nuestra oportunidad para limpiar el país de la corrupción y volver a hacer a Brasil grande", aseguraban los bolsonaristas horas antes de su triunfo.En Salvador de Bahía, feudo del Partido de los Trabajadores (PT), los bahianos madrugaron para depositar su voto.
Haddad es actualmente el representante de una sigla a la que le acompaña una estela de escándalos de corrupción, y con sus principal líder, Luiz Inácio Lula da Silva, en la cárcel. En el colegio Luiz Vianna un centenar de electores llegaron una hora y media antes de que se abrieran los colegios. Una gran mayoría de jubilados, que por edad ya no son obligados a votar, insistieron en acudir a las urnas: "Es un día muy importante para Brasil por eso quiero ejercer mi derecho de ciudadana", dijo Julinda Santos (86) al diario Globo.Con un chaleco antibalas para protegerse y rodeado por un fuerte esquema de seguridad, que tuvo que reforzar tras ser apuñalado al inicio de campaña, el ultraderechista Jair Bolsonaro votó a las 9.15 de la mañana en un colegio de la zona oeste de Rio de Janeiro.
El ex capitán del Ejército salió con los brazos en alto haciendo la señal de victoria para los seguidores que se amontonaban en los alrededores de una escuela que fue cercada con rejas para la ocasión.
Fernando Haddad llegó con su mujer a un colegio de la zona sur de Sao Paulo. Para evitar lo que sucedió en la votación de la primera vuelta electoral -cuando varios electores le abuchearon a su entrada- alrededor de doscientos afiliados del PT rodearon el centro y celebraron su llegada con rosas rojas y aplausos. "Vamos a luchar hasta el último minuto", dijo el candidato del PT quien en la última semana consiguió acortar su distancia con su adversario del PSL.
Según algunos analistas, el discurso incendiario que dio el ex capitán del Ejército el pasado domingo, en el que mandó "a la cárcel o al exilio" a los opositores que no obedecieran sus normas, asustó a sus votantes más demócratas. Sin embargo, el petista se ha visto beneficiado por un movimiento ciudadano definido com "apartidario y contra el fascismo" que salió por las calles de las principales ciudades del país con el objetivo de convencer al electorado indeciso de votar por el candidato del PT pero fracasaron.
Bolsonaro, de 63 años, un admirador de la dictadura militar (1964-1985) sucederá el 1º de enero al presidente conservador Michel Temer. Su campaña se basó en un rechazo visceral del Partido de los Trabajadores (PT) de Haddad y en promesas de mano dura contra la criminalidad. la ideología de género y la lucha contra la corrupción.
Miles de manifestantes reunidos frente a la casa de Bolsonaro en Barra de Tijuca, un exclusivo barrio de Rio de Janeiro, celebraron con euforia el anuncio de los los resultados, lanzando fuegos artificiales. También hubo celebraciones importantes en Sao Paulo, la capital económica y financiera del país, y en otras ciudades.
El candidato del Partido Social Liberal (PSL) dirigió desde su casa una exitosa campaña que centró en las redes sociales, tras la puñalada que sufrió durante un mitin callejero a principios de septiembre.
Muy distinto al ambiente en el céntrico hotel de Sao Paulo donde Haddad y el comando de un Partido dos Trabalhadores (PT) -que pierde por primera vez unos comicios nacionales tras cuatro victorias consecutivas- seguían los resultados.
Este domingo el gigante sudamericano se ha enfrentado al segundo turno electoral en las elecciones más importantes de los últimos treinta años. Los brasileños han avalado en las urnas al candidato del (PSL), defensor de la familia tradicional.
La sociedad brasileña se encuentra profundamente polarizada y dividida con dos visiones opuestas de los mismos comicios: "Hay que elegir entre el Brasil de las balas -por el ex capitán del Ejército, Jair Bolsonaro- o el de los libros - por el profesor universitario, Haddad", decían los votantes de izquierda.
"Hoy es nuestra oportunidad para limpiar el país de la corrupción y volver a hacer a Brasil grande", aseguraban los bolsonaristas horas antes de su triunfo.En Salvador de Bahía, feudo del Partido de los Trabajadores (PT), los bahianos madrugaron para depositar su voto.
Haddad es actualmente el representante de una sigla a la que le acompaña una estela de escándalos de corrupción, y con sus principal líder, Luiz Inácio Lula da Silva, en la cárcel. En el colegio Luiz Vianna un centenar de electores llegaron una hora y media antes de que se abrieran los colegios. Una gran mayoría de jubilados, que por edad ya no son obligados a votar, insistieron en acudir a las urnas: "Es un día muy importante para Brasil por eso quiero ejercer mi derecho de ciudadana", dijo Julinda Santos (86) al diario Globo.Con un chaleco antibalas para protegerse y rodeado por un fuerte esquema de seguridad, que tuvo que reforzar tras ser apuñalado al inicio de campaña, el ultraderechista Jair Bolsonaro votó a las 9.15 de la mañana en un colegio de la zona oeste de Rio de Janeiro.
El ex capitán del Ejército salió con los brazos en alto haciendo la señal de victoria para los seguidores que se amontonaban en los alrededores de una escuela que fue cercada con rejas para la ocasión.
Fernando Haddad llegó con su mujer a un colegio de la zona sur de Sao Paulo. Para evitar lo que sucedió en la votación de la primera vuelta electoral -cuando varios electores le abuchearon a su entrada- alrededor de doscientos afiliados del PT rodearon el centro y celebraron su llegada con rosas rojas y aplausos. "Vamos a luchar hasta el último minuto", dijo el candidato del PT quien en la última semana consiguió acortar su distancia con su adversario del PSL.
Según algunos analistas, el discurso incendiario que dio el ex capitán del Ejército el pasado domingo, en el que mandó "a la cárcel o al exilio" a los opositores que no obedecieran sus normas, asustó a sus votantes más demócratas. Sin embargo, el petista se ha visto beneficiado por un movimiento ciudadano definido com "apartidario y contra el fascismo" que salió por las calles de las principales ciudades del país con el objetivo de convencer al electorado indeciso de votar por el candidato del PT pero fracasaron.
Bolsonaro, de 63 años, un admirador de la dictadura militar (1964-1985) sucederá el 1º de enero al presidente conservador Michel Temer. Su campaña se basó en un rechazo visceral del Partido de los Trabajadores (PT) de Haddad y en promesas de mano dura contra la criminalidad. la ideología de género y la lucha contra la corrupción.
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