AUSTRALIA.- A principios de abril, el estado más grande de Australia implementó una ley que prohíbe las oraciones dirigidas a personas que desean cambiar su orientación sexual. Esta medida busca erradicar las llamadas “prácticas de conversión” consideradas dañinas y controversiales.
La Ley de Prohibición de Prácticas de Conversión de 2024, aprobada en Nueva Gales del Sur, establece una sanción de hasta cinco años de prisión para quienes violen esta normativa.
“Orar con o por una persona con la intención de cambiar o suprimir su sexualidad o identidad de género es ilegal. Es ilegal incluso si esa persona te ha pedido que ores para cambiar o suprimir su sexualidad o identidad de género”, declaró Anti-Discrimination NSW, el organismo gubernamental de Nueva Gales del Sur que recibe denuncias de discriminación.
La nueva ley podría criminalizar incluso la predicación del arrepentimiento dirigida a personas de la comunidad LGBT, generando preocupación entre algunos sectores religiosos. Aunque permite que los líderes cristianos expresen sus creencias en documentos o sitios web, prohíbe que estas declaraciones intenten cambiar o suprimir la orientación sexual o identidad de género de un individuo.
Anti-Discrimination NSW calificó las oraciones y conversaciones pastorales con personas que enfrentan disforia de género como “dañinas”, subrayando los riesgos para la salud mental de los afectados. Alex Greenwich, autor del proyecto y activista LGBT, defendió la ley argumentando que nadie debería hacer sentir a los niños que están “mal” por su identidad o sexualidad.
La medida fue aprobada con rapidez por la Asamblea Legislativa de Nueva Gales del Sur, con un debate que duró apenas 24 horas.
La nueva ley en Australia ha generado gran preocupación entre líderes cristianos que ven en ella una amenaza directa a la libertad religiosa. Arielle Del Turco, del Centro para la Libertad Religiosa, denunció que impedir la oración por quienes buscan liberación de problemas de identidad de género es una clara violación del derecho a la fe.
Para ella, el gobierno no tiene autoridad para prohibir la oración solicitada, que es una práctica fundamental en la vida cristiana.
Para escritores y pastores cristianos como Kurt Mahlburg y Millicent Sedra, la ley criminaliza la esencia misma del arrepentimiento y la conversión cristiana.
Sedra advierte que no solo pastores, sino también familiares podrían enfrentar prisión por orar por sus seres queridos, y recuerda que la intención del enemigo es justamente detener el poder transformador de la oración. Ella enfatiza que la oración ha cambiado vidas y libre a personas, y por eso la ven como una amenaza.
Ante esta situación, los líderes invitan a los cristianos a no ceder ante la intimidación legal y a mantener firme su fe y práctica.
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