
EE.UU.- Bob Vander Plaats, presidente de Family Leader, un grupo conservador de apoyo, popular entre los cristianos de aquí, ha estado recientemente diciendo frases de respaldo a Newt Gingrich, insinuando que los conservadores sociales están abiertos a mirar sus asuntos extramaritales y sus dos divorcios como cosa del pasado, en momentos en que hacen su elección en la contienda presidencial republicana.
Vander Plaats tiene razón para ser amable con Gingrich. El año pasado, Gingrich contribuyó en el esfuerzo de Vander Plaats por remover a tres jueces del Tribunal Supremo de Iowa en una batalla sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, incluyendo la donación de cientos de miles de dólares a la campaña.
Sin embargo, pregúntenle a Vander Plaats a qué candidato apoyará, y él no tiene respuesta todavía.
“Si yo fuera a participar en el caucus esta noche, y este fuera completamente transparente y honesto, mi esposa y yo tendríamos que discutirlo por alrededor de una hora para decir a quién apoyamos”, dijo Vander Plaats. “Realmente, no lo sabemos”.
Su indecisión resalta las punzantes divisiones que existen entre los electores cristianos conservadores en Iowa, donde los asuntos de fe y de moralidad personal están impulsando debates intensos y a veces emotivos entre los evangélicos sobre principios y elegibilidad. El panorama no podría ser más diferente que el de 2008, cuando los evangélicos impulsaron a Mike Huckabee, un expastor, a la victoria después que él utilizara sus conexiones en las iglesias y en la comunidad de educación en el hogar del estado para atraer a la gente a que hicieran acto de presencia en los caucus.
Lo que está en juego esta vez es si Gingrich, a pesar de tener un pasado que algunos cristianos conservadores dicen que lo descalificaría, puede beneficiarse de la aversión que muchos líderes evangélicos sienten por Mitt Romney, cuya fe mormona e historial de haber apoyado otrora el derecho al aborto ha dejado recelosos a muchos de la derecha religiosa -o si el apoyo de los evangélicos se disipará, socavando así su influencia y dando al resto de candidatos una oportunidad más clara de lograr una demostración sólida.
Otros candidatos, como los representantes Michele Bachmann, de Minnesota, y Ron Paul, de Texas; Rick Santorum, el exsenador de Pensilvania; y el gobernador Rick Perry, de Texas, están también cortejando a los evangélicos de una manera muy activa. Perry utilizó el debate del sábado por la noche para criticar a Gingrich por sus tres matrimonios, mientras que el domingo acusó al presidente Obama por librar una “guerra” sobre la religión.
Vander Plaats, después de otra reunión la semana pasada con su equipo en sus oficinas en Pleasant Hill, Iowa, lamentó que “el candidato que los conservadores, en su mayoría, no quieren, quizás sea el que consigan porque ellos fragmentaron su apoyo”.
“Tal es el dilema al que hoy estamos enfrentados”, dijo él.
Avance de Gingrich
Pero existen señales de que Gingrich está haciendo incursiones entre los evangélicos, así como entre todos los electores en Iowa. Una encuesta de New York Times/CBS News dada a conocer la semana pasada, sobre los republicanos que probablemente asistirán a los caucus, mostró que Gingrich cuenta con el apoyo del 33% de los evangélicos autoidentificados y de los conversos al cristianismo, mientras que Perry contaba con el 16% y Paul el 15%, con Romney logrando solo el 10%.
A Romney se le presenta en Iowa como un progresista partidario de un gobierno fuerte, un tanto mañoso como político y demasiado propenso a cambiar sus puntos de vista. No le ha sido de ayuda limitar la cantidad de tiempo dedicado a hacer campaña en Iowa, lo que ha movido a algunos electores de aquí a considerar -en palabras de Steve Scheffler, un veterano organizador y presidente de la Iowa Faith and Freedom Coalition- que el suyo es un “mal comportamiento político”.
Y un líder evangélico que habló bajo condición de anonimato expresó preocupaciones sobre el mormonismo de Romney.
Sin embargo, si existe un fuerte sentimiento de inclinarse por cualquiera menos Romney entre este bloque decisivo -la encuesta de Times/CBS News encontró que los evangélicos representan alrededor del 32% de los probables asistentes a los caucus- la reciente remontada de Gingrich ha producido una especie de movimiento contra él.
Alarmados por la subida de Gingrich, algunos evangélicos han recurrido incluso a atacarlo abiertamente aquí sobre el terreno. Un pastor de Sioux City, Cary Gordon, un defensor de Santorum, contribuyó a pasar un vídeo corto por YouTube el jueves, criticando el lenguaje fuerte de Gingrich, calificándolo como “la definición ambulante y hablante de alguien no digno de confianza”.
Y un grupo que se hace llamar a sí mismo Iowans for Christian Leadership in Government, cuyo liderato y membresía son desconocidos, despachó recientemente una carta a Vander Plaats, advirtiéndole para que no se adhiriera a Gingrich.
Indecisión profunda
La atención enfocada sobre los evangélicos y los conservadores sociales tras la victoria de Huckabee y la presión para apoyar a un candidato ahora han producido algunas rivalidades entre diversas facciones, cada una de las cuales quiere ser vista como la líder del movimiento. La maniobra tras bastidores refleja una profunda indecisión entre los activistas y los electores de origen popular.
“Pienso que yo votaría por todos ellos, pero Gingrich es mi primera selección, Perry sería la segunda”, dijo Lyle Meyers, de 84 años, un agricultor retirado de Corlith, Iowa, quien se describe a sí mismo como un cristiano evangélico. “Con Gingrich, con sus tres matrimonios y la ética en Washington, es un problema para mí, pero sí pienso que él puede derrotar a Barack Obama”.
Scheffler, de la Coalición de Fe y Libertad, no solo está indeciso sino asombrado por su propia indecisión. “Esto nunca antes había ocurrido”, dijo Scheffler, quien es miembro también del Comité Republicano Nacional.
Y Jeff Jorgensen, el presidente republicano del Condado Pottawattamie, dijo que él y sus compañeros “estaban todavía evaluando la situación”.
Jorgensen añadió que Romney seguía siendo aún el objetivo principal. “Definitivamente, estamos tratando de detener la arrolladora máquina de Romney”, dijo él.
Pero, ¿con quién? Vander Plaats y el grupo Family Leader consideran tomar la delantera en un esfuerzo por fusionarse alrededor de un candidato, pero hasta la propia junta de directores de la organización no pudo ponerse de acuerdo sobre el mensaje que deben adoptar. “Si nosotros no podemos lograr claridad y unanimidad, yo no voy a dividir nuestra junta solo por el hecho de tomar una decisión”, dijo Vander Plaats.
En el transcurso de las semanas anteriores, el esfuerzo por unir a varios de los grupos activistas conservadores principales y a relevantes pastores cristianos para decidir sobre un apoyo parece haber perdido impulso. Tres reuniones se llevaron a cabo en un esfuerzo por lograr un consenso, sin efecto alguno. Uno de los primeros grupos en participar, Concerned Women of America, decidió no emitir un apoyo, a pesar de que su líder, Tamara Scott, está apoyando personalmente a Bachmann. Otro grupo, la Faith and Freedom Coalition, se retiró antes de la primera reunión.
“Resultó bastante obvio que existía una amplia divergencia de opiniones sobre a quién debían o no debían apoyar”, dijo el líder del grupo, Scheffler.
“Respeto a las personas que piensan que quieren hacer esto”, siguió diciendo él, “pero solo hay que pensar que existen muchos candidatos que son similares en una amplia serie de aspectos, y un respaldo podría ser divisorio”.
Gary Peitzman, de 68 años, un cristiano evangélico de Grimes, Iowa, dijo que le gustaban todos los candidatos “con excepción de Mitt Romney”.
Peitzman dijo que apoyaba a Bachmann por ahora. Pero si Romney terminara siendo el nominado, él le daría su apoyo aguantando la respiración, por así decirlo.
“Él sigue siendo mucho mejor que Barack Obama, por lo que lo apoyaría”, dijo Peitzman. “Él no es mi tipo. Es un republicano que aboga por un gobierno fuerte. Y esto es mucho mejor que un demócrata con la misma mentalidad, pero aun así él no es mi tipo”.
Fuente: AGENCIALAVOZ
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